Encuentro objetivo con la sostenibilidad en Sevilla

La concienciación sobre un modelo de vida más sostenible es un empeño en que el Ayuntamiento de Sevilla lleva más de una década trabajando. Y vamos consiguiendo resultados, poco a poco, pero los vamos logrando.

Es una verdad demostrada que estas políticas de concienciación son más efectivas cuando se llevan a cabo por necesidad. Los sevillanos somos ahorradores de agua porque hemos vivido unas duras sequías que nos han hecho valorar en su justa medida ese bien tan escaso.

El triunfo de la bicicleta como emblema de la movilidad urbana es otro logro que quiero resaltar. La importantísima inversión del Ayuntamiento en la construcción de más de 140 kilómetros de carriles bici y la puesta en marcha de un sistema público de alquiler de bicicletas han supuesto un antes y un después para los sevillanos. Y eso, unido a las zonas peatonales que hemos  recuperado de la tiranía del tráfico, nos ha permitido mejorar, con mucho, la calidad de vida en Sevilla,  incluso la que se mide con parámetros objetivos.

 

Las políticas de sostenibilidad que llevamos una década implantando con mucho esfuerzo pero con un convencimiento claro, han permitido la reducción de la emisión de más de 5.000 toneladas de gases de efecto invernadero al año. Por la Avenida de la Constitución transitaban diariamente 21.000 vehículos que vertían a la atmósfera 580 toneladas de CO2, unos gases que tenían unos efectos devastadores en las piedras de la Catedral de Sevilla.

Pero no era el único caso, la calle San Fernando soportaba 27.766 vehículos al día que pasaban junto a edificios emblemáticos como la Fábrica de Tabacos, la sede de la Universidad. El corte al tráfico de esta calle ha permitido la reducción de 416 toneladas de gases de efecto invernadero al año. El tranvía, el Metrocentro, ha tomado estas dos vías cubriendo las necesidades de movilidad de los sevillanos y permitiendo una zona para el paseo sin mermar el servicio público.

Y puedo seguir dándoles ejemplos. El entorno de la Puerta Jerez era uno de los puntos que más tráfico soportaba  de toda la ciudad, unos 35.000 coches al día. Ahora, con la estación de metro, un transporte ecológico y sostenible, hemos podido destinar casi 20.000 metros cuadrados a zonas libres y a espacios ajardinados que nos llevan hasta el Río Guadalquivir.

La transformación de la Alameda ha sido innegable y no sólo ha incidido en la revitalización de un entorno muy degradado sino que ha permitido reducir un 41% la emisión de gases en el entorno.

Voy a darles los datos de dos calles más, de dos calles que son muy significativas. Asunción y San Jacinto. Los Remedios y Triana, dos calles que son el centro de la vida de sus barrios, que se presentan como una oportunidad de promoción económica para sus comerciantes y que, además, se han convertidos en sendos polos de atracción ciudadana y turística.

La resistencia a estas políticas sostenibles ha sido ingente y no sólo porque había quien no entendía que es necesario la protección del Medio Ambiente y que Sevilla se merece unas mejores condiciones de vida, sino más bien porque, por increíble que parezca, hay quien ha hecho de esta oposición su bandera. Por ejemplo, la calle San Jacinto se había convertido en una carretera más que en una vía urbana. Era la vía de entrada de quienes venían del Aljarafe y, claro, soportaba más de 15.000 vehículos diarios con un importantísimo caos de tráfico añadido por las características de la trama urbana del casco antiguo de Triana. Con su apertura peatonal, hemos eliminado la emisión de más de 220 toneladas de gases de efecto invernadero y hemos reducido la contaminación acústica a niveles razonables y mucho más saludables para los sevillanos. San Jacinto superaba los 75 decibelios, y lo aconsejable por la OMS es un máximo de 55 decibelios. Estamos, pues, protegiendo a los ciudadanos como es nuestra obligación.